Las Enseñanzas Secretas de Jesús
Por David Wright
Traducido por Kodie Martin
Las iglesias con una mentalidad de culto mantienen algunas de sus doctrinas secreto. Los representadores llaman a la puerta y comparten algunas de las creencias de su grupo, pero están entrenado para responder las preguntas ciertas evasivamente. Si les se presionaron por una explicación de esta práctica, un mormón o testigo de Jehová pueden señalar el ejemplo de Jesús.
Cuando Cristo dijo a la parábola del sembrador, sus discípulos entendieron que no estaba dando una lección de la agricultura. Querían saber la que significaba la parábola. Jesús respondió: “A ustedes se les ha concedido que conozcan los secretos del reino de Dios — les contestó —; pero a los demás se les habla por medio de parábolas para que, “aunque miren, no vean; aunque oigan, no entiendan” (Lucas 8:10). ¿Se significa por Jesús que su verdadera iglesia mantendría los no iniciados desde aprender los secretos espirituales?
No exactamente. En su juicio, Jesús estaba interrogado sobre sus enseñanzas. “Yo he hablado abiertamente al mundo”, respondió. “Siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde todos los Judios se unen he dicho nada en secreto ¿Por qué me preguntas a los que me han oído lo que he dicho a ellos? Saben lo que he dicho” (Juan 18: 20-21). Jesús no había venido para ocultar sino para revelar. Lo no apreció las doctrinas secretas. Todo lo que él enseñó fue del conocimiento público.
Entonces, ¿por qué el Señor habló en parábolas? Lo explicó su razón por citando del libro de Isaías. El profeta había advertido que se niega a ver lo que era claramente visible y entender lo que se escucha claramente llevaría a un endurecimiento del corazón (Is. 6: 9-10). Jesús habló en parábolas para proteger a su audiencia desde el gran peligro espiritual de rechazar su enseñanza (Lucas 8: 9-10).
Pero la nueva verdad revelada por Jesús (los secretos o misterios del reino) desde hace mucho tiempo se ha convertido la vieja, vieja historia. Los seguidores verdaderos de Cristo no sienten la necesidad a ocultar sus creencias o prácticas religiosas. Todo lo que sabemos se puede hablar abiertamente en el púlpito para todos a oír o publicado en línea por todo el mundo a leer.